La determinación
Barriola me comentó en una ocasión que algunos campeones y determinados pelotaris tenían algo diferente. Oyes sus declaraciones los días previos a un partido crucial, te fijas en su manera de estar y tienes la sensación de que están por encima de la presión de la prensa, de la presión de la afición, por encima de cualquier circunstancia adversa. Es la determinación. Y cuando un pelotari está así, juega el doble.
Una agenda estructurada
Para tener confianza, lo más importante es estructurarlo todo. Hay una confianza que surge cuando sales a la kantxa, juegas bien y ganas el partido. Pero la confianza también se trabaja. Para mí consiste en dejar poco espacio al miedo y a la duda, controlarlos. Si dejas que te invadan, estás perdido. Ese espacio hay que llenarlo con el entrenamiento diario y con una agenda estructurada, que hay que cumplir.
La disciplina y el entrenamiento
Cuando estoy bajo, paro y miro dónde fallo. Busco qué me hace perder la confianza en la kantxa. Me fijo en los cuatro o cinco errores que he cometido y me han creado duda e incorporo en el entrenamiento diario los aspectos en los que he fallado.
Para fortalecer la confianza es importante hacer incapié en la disciplina diaria. Una agenda bien hecha, saber qué tienes que mejorar y hacerlo deja poco espacio mental para la duda y ese trabajo se traslada luego a la kantxa.
La presión y el miedo a perder
Cuando tú eres el favorito y te enfrentas a un rival sin presión, sin las expectativas de la afición, empiezas a sentir miedo a perder, te presionas y la presión te afecta. El miedo al fracaso bloquea. Para el pelotari sin presión, es muy diferente. Si pierde no pasa nada, no era el favorito, pero si gana es un éxito.
Cuando falla la confianza, el miedo a perder y la duda te ganan.
Andrei Agassi tuvo una temporada muy larga con malos resultados. Había perdido la confianza y estuvo a punto de abandonar el tenis. Cambió de entrenador en varias ocasiones pero no terminaba de sentirse bien en la pista, continuamente pensaba que iba a fallar. De repente, un entrenador le dijo: “Céntrate y mira la pelota. Ten la mente sólo en la pelota. No te fijes ni pienses en si sale del campo, si se estrella contra la red, nada. Fíjate sólo en la pelota que golpeas y en la que viene, en nada más”. Y volvió a ganar.