Del juego directo al juego indirecto
En el texto introductorio a Frontones descubiertos de este blog, escrito por Jorge Oteiza, el artista analiza el paso del juego directo, con el techo del cielo como pared, al juego indirecto, con una pared en un extremo, el frontis, y otra menor en el otro extremo, el rebote. Y sitúa la aparición del juego indirecto y el comienzo de la utilización del caucho para fabricar las pelotas en el siglo XIX.
Esta cronología de Oteiza, que comparten autores como Bombín y Boza-Urrutia, es la que se ha venido aceptando sin objeciones; hasta ahora.
Sin embargo, Santiago Lesmes, autor de Navarra, un reino de historias, no está de acuerdo. Sus investigaciones sobre el origen del frontón y del juego a ble le han llevado a considerar que el inicio del juego contra pared es del siglo XVIII. Esta y otras conclusiones interesantes se incluyen en su libro La increíble historia de la pelota vasca que podremos leer, si las circunstancias lo permiten, el próximo mes de junio. Lesmes nos adelanta algunas claves.
La pared izquierda del frontón, anterior al siglo XIX
Se ha repetido, de forma equivocada, que el primer frontón de pared izquierda es el de Atocha en San Sebastián, de 1877. Pero el Kalegoen de Elgoibar, por ejemplo, con su pared izquierda, es de 1750. O el Ezkurdi de Durango, que es de 1787. Hay otros, muy anteriores, como el de Bergara, Gernika u Otxandio y algunos de Madrid.
El frontón y el juego a ble
A su vez, existe un consenso de que no se juega a ble (contra la pared) hasta que se introduce el caucho en las pelotas (hacia 1830-1840). Y que los frontones se construyen a partir de 1850.
En los archivos históricos que he consultado, he encontrado 40 noticias diferentes sobre el juego a ble y los frontones. Y hay datos anteriores a 1850 que me permiten afirmar con total seguridad que en el siglo XVIII ya se jugaba a ble. Existen incluso algunas referencias de que en el siglo XVII se jugaba a «bonicas» y «peloteando en el rebote».
Otro dato que nos sirve de referencia es que el diccionario de la RAE incluye por primera vez los términos ple y ble en 1817. Y los diccionarios no recogen una palabra con inmediatez sino cuando su uso se ha extendido. Por eso, cabe afirmar que ambas palabras, así como el jugar contra una pared, ya eran habituales en dicha fecha. Eso sí, hay que diferenciar el comienzo del juego a ble con su generalización y su imposición sobre el juego directo.
La evolución del juego directo al juego indirecto
La evolución es fácilmente explicable. Hacia 1750 los pelotaris vascos practican los juegos directos, bien a corto (pasaka), bien a largo (boteluzea, laxoa). Las únicas herramientas eran la mano y la pala.
A partir de 1750, los pelotaris comienzan a utilizar las paredes en las que practican los juegos directos: los trinquetes, los arkupes o pórticos, así como las paredes de rebote de las plazas de pelota o los muros de las iglesias. Es el inicio del juego de ble. En esos momentos, explica Jorge Oteiza, «nuestros jugadores, miran la pared, la descubren, van a utilizarla enfrentándose todos a ella. Los jugadores vascos de pelota están inventando el frontón”.
Así, en los trinquetes, donde se juega a pasaka, se quita una de las galerías del fondo para que haga de frontis. En las plazas de pelota se elevan las paredes de rebote. Es el inicio del frontis. Muy pronto, además de utilizar esos espacios existentes, se erigen frontones específicos para el juego indirecto.
El juego a ble de finales del siglo XVIII ¿utiliza el caucho en la elaboración de las pelotas?
No, de ninguna manera. Sabemos que el caucho lo trajo de Ecuador Charles Marie de la Condamine en 1744 y que Goodyear patentó su vulcanización en 1859. Pero no sabemos con certeza el momento, ni siquiera la década exacta, del inicio de su uso para confeccionar el núcleo de las pelotas.
Este desconocimiento tal vez tenga que ver con el secretismo de los peloteros sobre sus métodos de confección de las pelotas. En mi opinión, habría que coger 10 o 20 pelotas de inicios del XIX, de las que se conservan en el Museo de Bayona, abrirlas por la mitad y ver de qué están hechas. Saldríamos de dudas.
Los artesanos peloteros con los que he hablado, y de manera especial Punpa, aseguran que es imposible que se jugara a ble con pelotas sin caucho, pues botarían poco y resultaría un juego aburrido, o lo practicarían solo niños y ancianos.
Sin embargo, me permito discrepar pues hay información abundante sobre el juego a ble antes del uso del látex y la casi totalidad de referencias son de adultos y hablan de un juego violento y dañino para la salud.
Creo que comparar el tipo de juego y las pelotas actuales con las de hace 200 años no tiene sentido. Hoy, el AVE viaja a 300 km/hora y los primeros ferrocarriles del siglo XIX lo hacían a 20 kms/hora. Sin embargo, entonces parecía un invento demoníaco y que esa velocidad no podría soportarla el sistema nervioso. Es probable que pasara igual con el ble, y lo que hoy puede parecer un juego aburrido, fuera entonces un espectáculo sin parangón.