El frontón Adarraga, en la otra orilla del Ebro
El día de San Mateo ha sido clave en la inauguración de los frontones de Logroño. El Beti Jai y el Adarraga, que cumple hoy cincuenta y dos años, fueron inaugurados precisamente en dicha fecha.
Aunque el Beti Jai era un frontón de herramienta, se utilizó también la pelota a mano. Tras su cierre en 1956, no hubo un solo partido de pelota en la capital riojana hasta que se construyó el frontón Adarraga en 1964. Logroño tuvo por fin su frontón de pelota a mano.
Como en muchos otros pueblos y ciudades, el nuevo frontón fue sacado del centro urbano y nadó en Logroño a la otra orilla del Ebro.
Uno de sus mayores impulsores fue Javier Adarraga, medalla olímpica de pala corta en los Juegos de París de 1924 y fundador de la Federación Riojana de Pelota. Javier Adargara luchó muchísimo para acabar con ocho años de sequía de pelota pero no pudo ver terminado el frontón. Su familia sin embargo, especialmente su hija Matilde, ha podido disfrutar del frontón y sigue abonada a la fila 12, en la que acostumbra a sentarse durante la feria matea.
El Adarraga es, según Miguel Muntión, ex zaguero de Tricio, un frontón bonito, duro, pero muy especial y entrañable para los pelotaris riojanos por la proximidad del público, un público apasionado, hecho en la tradición del desafío y que anima constantemente al jugador local.
El frontis siempre ha tenido un defecto, tiene partes huecas, y la pelota, cuando pega ahí, se queda. Pero la falta de salida del frontis, según Muntión, se compensaba antes de la reforma con un suelo muy rápido, el mejor suelo de los frontones profesionales para los ex pelotaris Rubén Beloki y Martín Alustiza.
El hall del frontón es muy especial. Es un museo que cuenta la historia de la pelota riojana a través de esculturas – el busto de Adarraga o las manos de Titín III – fotos de sus pelotaris o camisetas y material utilizados por los campeones riojanos de las distintas modalidades de pelota.
Además de museo, el hall del Adarraga tiene mucha vida en la feria matea con el bar repleto de gente comprando bocadillos de sardinas con guindilla. El bar ha sustituido la vieja costumbre de algunos aficionados de disfrutar de auténticos picnic plantando en el hall sus mesas de camping con filetes rebozados, pimientos…
En el lateral derecho, junto a las escaleras de acceso a los palcos, hay un cartel que dice prohibido jugar a las chapas. El juego consiste en echar dos perras gordas de plomo y que, al caer, coincidan ambas en uno de sus lados: cara o cruz. Una persona se encarga de echarlas al aire para que el resto apueste. A pesar del cartel se sigue jugando. Todo un logro en la tradición porque hasta los años 90, se jugaba en un rinconcito junto a la contracancha, a la altura del cuadro 1. Con el juego a bote de antes, seguramente los pelotaris no chocaban con los jugadores de chapas. Hoy día, con salidas continuas de los pelotaris a la contracancha, sería impensable, hubiera habido más de un choque entre unos y otros.
La feria matea ha comenzado. El saque de honor lo hizo ayer el biker Carlos Coloma, bronce en montaña en los Juegos Olímpicos de Río. El pulso no le tembló a Coloma, que puso la pelota en el frontis e incluso volvió a darle. Tuvo más suerte que Isidoro Ochoa en la inauguración del frontón; la pelota dio a la chapa y tuvo que repetir el saque. Y eso que Ochoa había jugado a pelota en el campo aficionado.
Gracias Isabel por este estupendo artículo. He aprendido cosas que no sabía. Matilde, mi madre e hija de Javier Adarraga, nos dejó en febrero (2016). Pero seguro q desde arriba sigue asistiendo a la feria de pelota matea, y se seguirá escuchando un ¡Aupa Titín! (ahora ya, sus sucesores)
Hola Rafa, siento mucho lo de tu madre. No le conocía personalmente pero sí tenía referencias suyas. Cuando escribí el libro Titín III, me habló de ella Luis Gamarra. Y de nuevo, al hacer este texto, su nombre ha vuelto a salir así que la he incluido. Aunque nos haya dejado, seguirá unida a la historia del frontón Adarraga, al menos desde este blog.
Un cordial saludo, Isabel
Gracias Isabel!