El frontón de Arroka, paredes que hablan

El frontón de Arroka está en pleno centro de San Sebastián. Es un frontón descubierto, público. No es reglamentario pero su estructura simboliza la impronta de un espacio único, singular, propio.

Es un frontón joven, unos 30 años, pero sus paredes hablan de abandono institucional.  El tiempo ha hecho mella en su pintura desdibujando los 7 cuadros de la pared izquierda, lienzo ahora de un gran mural y alguna firma de autor.

Sus paredes hablan de deterioro pero también de convivencia, de encuentro, de juego, de aire libre, de memoria, de cuidados y de cultura. Aún resuena en ellas el eco de las poesías del tibetano en el exilio Orgyän Dorje, o de la palestina Raja’a Ghanem leídas en el frontón el pasado verano. Fue uno de los puntos seleccionados para la Marcha de la poesía, propuesta por Esther Ferrer para Donostia 2016. Le pregunté a Esther por qué había elegido el frontón. Es un lugar popular, propio del país y con una sonoridad especial.

 Pero al Ayuntamiento parece sobrarle; también le sobraba el Cerro pero no pudieron eliminarlo porque el Tribunal Supremo anuló expresamente esa propuesta de ordenación urbanística de San Bartolomé. Y aunque el Plan General no preveía inicialmente el derribo del frontón, las Modificaciones de 2007 y 2005 destinaron a espacio libre el entorno en el que se ubica.

Parte del vecindario apoya el derribo y parte no. Entre el día 8 y 19 de marzo 2558 residentes del barrio, mayores de 16 años, podrán expresar su opinión sobre el futuro de este frontón.

¿Es preferible que la unión del nuevo barrio con el antiguo sea a costa de la desaparición de las señas de identidad del barrio existente? ¿Es mejor que una plaza artificial junto a una carretera sustituya a la actual de dos paredes, protegida del tráfico, del ruido, del viento? Singularidad versus uniformidad. El barrio tiene la palabra.

21 de marzo 2017. El barrio ha decidido; 734 personas han votado a favor del derribo y 527 quieren mantenerlo.