El látex, la gran revolución

La primera gran revolución en el juego de pelota se debió al uso del caucho o látex. Hasta entonces, el interior de las pelotas se hacía con trapo, corcho, pelos etc. Pero el tipo de juego era diferente, normalmente en campo abierto, de un jugador a otro.

Europa tardó bastante en comprender las posibilidades de este producto que crecía en la Amazonia, Brasil.

El látex es una fibra natural muy resistente. Es muy elástica pero muy delicada, me contaba el fabricante Ander Ugarte; en contacto con el ácido de la piel se coagula, transformándose en goma. Domesticar esta materia fue un verdadero problema hasta que se descubrió el proceso de vulcanización de la goma a mediados del XIX.

 A partir de ese momento, los fabricantes sustituyeron el trapo por el caucho y la pelota empezó a botar, a tener recorrido; ganó en calidad, elasticidad y en velocidad. Muchos jugadores dejaron de lanzarse la pelota entre sí y comenzaron a botarla en un muro, en una pared. El nuevo material requería algo duro. Fue, como decíamos, la primera gran revolución en el juego. Al uso del látex debemos de hecho todas las innovaciones de las diferentes modalidades de pared izquierda.

Hoy día, Filipinas es uno de los mayores exportadores; es el látex que utilizamos en Punpa. Sobre un pequeño núcleo de plástico, enrollamos tiras de látex que previamente hemos obtenido de un proceso de manufactura a partir del látex líquido. Cuando el núcleo alcanza un peso específico, la máquina se detiene automáticamente. Lo que pretendemos con la mecanización de algunas partes del proceso de confección de una pelota es que el peso y el tamaño sean siempre los mismos, sin confundir esta estandarización con un intento de fabricación de una pelota standar.