Atano IV, Atano III y Gallastegi. Fototeca Kutxa
Las protecciones de los cincuenta
Alguien llamado Inazio me ha hecho, a través del blog, la siguiente pregunta ¿hacia qué década se empezaron los pelotaris a proteger las manos?
El inicio pudo ser al principio de la década de los cincuenta. No se protegían como ahora, ni mucho menos, ni siquiera utilizaban protecciones todos los pelotaris, sólo los que sufrían mal de manos. Y señalo esta fecha porque Atano III, que tenía unas manos delicadísimas y jugó hasta 1949, jugaba a mano limpia, sin nada. Supongo que no usaba protecciones porque no era habitual. Atano III, en pleno partido, cuando se le hinchaban las manos o le dolían, las sumergía en un balde de agua muy caliente pensando que el calor rebajaría la inflamación. Hoy día le hubieran aplicado hielo.
Posiblemente, los pelotaris de los cincuenta empezaron a improvisar métodos o artilugios que les permitiera jugar sin dolor. Barberito, por ejemplo, utilizaba como protección tela de paracaídas, una tela dura, rígida, que conseguía del ejército. Sujetaba la tela con esparadrapo. Al cubrir su mano, hacía dos cortes en la tela, quedando repartida en tres piezas. Una de ellas subía hasta la parte inferior de los metacarpianos. De esa forma, la mano tenía más movilidad y la pelota no dañaba los dedos. Atano X aprendió de él este sistema. Barberito me daba tela; lo que hacíamos para evitar el dolor era un auténtico trabajo de ingeniería. Los que no tenían mal de manos no usaban nada pero si se ponían la tela con los esparadrapos, a los pocos tantos, se la tenían que quitar porque se les caía, no sabían ponérsela.
Algunos pelotaris de los sesenta utilizaron también parches Sor Virginia, unos adhesivos indicados para la lumbalgia, que reducían la sensación de dolor en la zona de aplicación. Otros, como Elías Pierola, hacían tacos con la esponja de las plantillas de zapatos y los cubrían con esparadrapo (marrón) calentado previamente para que pegara mejor y, para el mal de manos, añade Pierola, empecé a atarme con esparadrapo dos dedos del medio de cada mano; nunca más tuve dolor.
Se han usado incluso, en los setenta, burletes de esponja para ventanas, adheridas a los esparadrapos que los pelotaris se colocaban sobre la mano, cubiertos de nuevo por esparadrapo. Y desde entonces, diversos materiales y maneras de colocarlos han ido perfilando los guantes en los que se han convertido las actuales protecciones.
En la foto a la izquierda de Don Mariano Juaristi Mendizabal, su hermano Marcelino que fue zaguero Atano IV. El grandón, aún nos vive, Gallastegui.
Sí, sus nombres aparecen a pie de foto. Gracias Patxi