Pasieguito, la trayectoria de un grande
Eibar ha dado grandes figuras en las distintas modalidades de pelota: chistera, mano, pala, raqueta… Chiquito de Eibar, Pasieguito, La Eibarresa, Gallastegui, son algunos de los nombres de la historia de la pelota que se han hecho en sus frontones, especialmente en el Astelena.
Pasieguito (Manuel Gómez), a quien hoy quiero dedicar esta entrada, fue uno de los grandes que, en 1887, con 14 años, formó parte de la primera plantilla de niños pelotaris que dejaron atrás casa y familia y cruzaron el Atlántico con su talento y sus cestas como único equipaje. Habían sido seleccionados para jugar los primeros partidos de los festivales profesionales que se jugaban en el frontón Euskara de Buenos Aires.
La especialidad de Pasieguito fue la chistera, o joko garbi, precursora de la cesta, aunque fue también un verdadero maestro a mano, pala y guante. De hecho, formó parte del primer cuadro profesional de pala del frontón Euskalduna de Bilbao y se enfrentó a manistas de la talla de Cantabria o Chiquito de Azkoitia.
Pasieguito fue un jugador seguro, inteligente, brillante y fuerte que manejó la cesta como nadie. Su juego era limpio y elegante. Y su entrega en los partidos, motivo de aplausos y reconocimiento. Durante años se le consideró un pelotari invencible.
Como consecuencia de un mal de manos en su derecha, Pasieguito estuvo muchos meses sin jugar pero aprovechó la lesión para entrenarse en el juego moderno iniciado por Chiquito de Abando llamado revés-aire, que es el que conocemos como bolea de revés.
Fue uno de los pelotaris seleccionados para los partidos inaugurales de los frontones emblemáticos de la época: el Jai Alai de La Habana, el Beti-Jai de Madrid, el Euskalduna de Bilbao. Su presencia era un reclamo para llenarlos.
Como dato curioso, Pasieguito fue además uno de los ocho emprendedores que compraron a Josefa Leceta y sus hijos, en 1906, el frontón Astelena. Josefa y sus hijos habían construido lo que era propiamente el frontón en 1904 pero habían dejado en cimientos la parte delantera del edificio. Los nuevos propietarios se comprometieron a terminarlo y cumplieron su cometido. La nueva construcción hizo de fachada de lo que es hoy el actual edificio del Astelena y sirvió de protección de la pared izquierda del frontón. En ese nuevo espacio se construyeron algunas viviendas. Los que vivían en la última planta podían ver, a través de ventanales, todo lo que ocurría en el interior del frontón.
En atención a Guillermo Gómez, bisnieto de Pasieguito.
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