Titín III, el padre del 4 y ½ moderno
No podemos hablar del 4 y ½ moderno sin mencionar a Titín III, el pelotari que revolucionó el Parejas y definitivamente el 4 y ½.
Titín se hizo en los frontones descubiertos riojanos, de suelo áspero. En esos frontones, la pelota salía poco y a los zagueros les daba tiempo a colocarse. Titín no tenía mucha fuerza ni pegada pero sí una mente rápida, competitiva. Entendió enseguida que para hacer el tanto tenía que ir a por la pelota, buscar las esquinas y arriesgar, sorprender al contrario, matar la jugada.
Esta forma de jugar parecía alocada al principio, no daba garantías; pero Titín debutó y empezó a crecer como pelotari. El paso a profesionales le obligó a una disciplina de entrenamientos, a una exigencia de gimnasio. Y su madurez física llegó en el momento preciso, el de la televisión y los cambios. Y la televisión fue la pantalla perfecta para retransmitir su juego astuto, veloz, imaginativo, de ataque continuo.
Titín se estrenó en la jaula en 1994; fue el primer Campeonato del 4 y ½ con reglamentos (regulación de descansos, control antidopaje…). El partido que jugó contra Unanue en el frontón Adarraga de Logroño, fue el primer partido del cambio. La jaula se encogió. Ambos pelotaris se olvidaron de la raya del 4 y ½ y buscaron la chapa del frontis y la raya de la contrakantxa.
Aunque Unanue era un zurdo agresivo que buscaba la pelota, maduraba más a bote. Ese día extremó un poco su juego y lo adaptó al de Titín. El partido marcó un antes y un después, fue el preludio del nuevo 4 y ½, el que presagió el juego de ataque del 4 y ½ actual.
El otro partido que confirmó una revolución en la modalidad fue la final de 1997, la gran final del 4 y ½ según muchos. Se enfrentaron Retegi II, el gran campeón de la época que hacía un juego clásico en la distancia, y Titín, el pelotari que jugaba prácticamente de aire.
La primera parte del partido, Retegi le jugó a Titín largo, moviéndole a bote, intentando sacarle de sitio pero Titín era rapidísimo de piernas y llegaba a lo imposible. A mitad de partido, Titín había entrado de aire cuarenta veces; iba por delante en el marcador. Retegi cambió su estrategia y decidió jugar donde jugaba Titín, en la mitad de la kantxa, y buscar él el aire. Jugó a pie quieto y sobre todo de zurda. Después de ir ganando Titín 21-17, igualaron a 21.
El último tanto, el ganador, fue el ejemplo del puro riesgo en esas fechas, más viniendo de Retegi. Con el saque en sus manos, paró de aire el resto de Titín dejando la pelota a ras de la chapa, en el rincón. Retegi ganó.