Un frontón rojo en Legazpi
Legazpi y su rica tradición metalúrgica tienen un frontón de fuego. Esto es naturalmente una imagen, pero que no está tan lejos de la realidad. Porque se trata de un frontón rojo, cuyo frontis y pared izquierda son de hierro, y que cuando recibe los rayos del sol «se enciende» con un brillo extraordinario. Por eso, y por su chapa de madera blanca, el frontón de Legazpi es único en el mundo. Y merece desde luego nuestra atención y que hagamos un poco de historia.
LEGAZPI, NATURALEZA Y HIERRO
El frontón rojo está situado a los pies del Aizkorri, en el parque de Mirandaola, un entorno donde a lo largo de los siglos han convivido estrechamente la Naturaleza y la actividad humana, asociada sobre todo a la industria del hierro.
Por ello, Mirandaola ha sido un espacio inmejorable para integrarlo en el proyecto LENBUR (Legazpi, Natur eta Burdina), un proyecto de desarrollo local que transformó Legazpi en un museo vivo con el hierro como hilo conductor.
EL PARQUE DE MIRANDAOLA
LENBUR recuperó en el área de Mirandaola cada uno de los elementos que reflejaban esa convivencia. Y así, junto a los bosques de hayas, encontramos vestigios de ferrerías de viento (haizeolas, algunas de las cuales se remontan a los S.XII al XIV) y agua (siglos XIV al XIX); pero también minas, hornos, carboneras, molinos y pastoreo.
Gracias a este gran proyecto, el bello entorno de Mirandaola se ha convertido en una zona recreativa, donde no podía faltar un frontón. Un frontón fiel al «espíritu de hierro» de Legazpi.
El frontón fue diseñado por el arquitecto Pedro Izaskun, y construido con la ayuda de la Escuela taller de Mirandaola. Se inauguró en 1996. Y desde entonces nos entusiasma con su brillo. Merece la pena una visita.